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DIFUNTOS, EXTRAÑOS Y VOLÁTILES
de SALVADOR GARMENDIA
Funámbulos, trágicos o grotescos, estos difuntos, extraños y volátiles son emblemas de los ascensos y descensos de la afectividad, engendros de obsesiones, propósitos, deseos y recuerdos, prodigios o exploraciones oníricas o imaginarias, a veces contorsiones del humor negro. De extraordinarias aptitudes para la estricta consagración documental del espectáculo cotidiano, Garmendia suele deliberadamente acentuar la tensión poética de su estructura, enrarecer la atmósfera, concentrar su registro visionario, macerar las palabras –“palabras con sabor, con tacto, con emanaciones y asperezas”–, exasperar el gesto y el pormenor, o abandonarse a esa “desesperada sintaxis urbana que (se ha) acostumbrado a leer sin desconcierto”, hasta transfigurar los hechos, personajes y situaciones de sus relatos, hasta volverlos simbólicos, absurdos, casi irreales.
La edición de Difuntos, extraños y volátiles viene ampliada con un prólogo del editor y crítico argentino, Luis Chitarroni, e impresa a dos tintas en papel bookcel de 80 gramos, cuya cubierta contó con el diseño y collage de la ilustradora y diseñadora Florencia Gutman.
DIFUNTOS, EXTRAÑOS Y VOLÁTILES
de SALVADOR GARMENDIA
Funámbulos, trágicos o grotescos, estos difuntos, extraños y volátiles son emblemas de los ascensos y descensos de la afectividad, engendros de obsesiones, propósitos, deseos y recuerdos, prodigios o exploraciones oníricas o imaginarias, a veces contorsiones del humor negro. De extraordinarias aptitudes para la estricta consagración documental del espectáculo cotidiano, Garmendia suele deliberadamente acentuar la tensión poética de su estructura, enrarecer la atmósfera, concentrar su registro visionario, macerar las palabras –“palabras con sabor, con tacto, con emanaciones y asperezas”–, exasperar el gesto y el pormenor, o abandonarse a esa “desesperada sintaxis urbana que (se ha) acostumbrado a leer sin desconcierto”, hasta transfigurar los hechos, personajes y situaciones de sus relatos, hasta volverlos simbólicos, absurdos, casi irreales.
La edición de Difuntos, extraños y volátiles viene ampliada con un prólogo del editor y crítico argentino, Luis Chitarroni, e impresa a dos tintas en papel bookcel de 80 gramos, cuya cubierta contó con el diseño y collage de la ilustradora y diseñadora Florencia Gutman.