Bienvenidos a Centro Rosa Luxemburgo
EL SPLEEN DE PARIS
Baudelaire Charles
Editorial: PILOTO DE TORMENTA
Maldito? Simbolista? Bohemio? Charles Baudelaire (París, 1821-1867) fue eso y a su vez no. No lo fue porque estas categorías con las que se lo nombró surgieron a posteriori de su gran y lúcida obra y, sobre todo, gracias a su obra. Sin embargo, ahora sí lo afirmamos, Baudelaire fue un gran poeta maldito que, con su bohemia, dio paso a esa gran corriente artística llamada simbolismo. No obstante, lo cierto es que Baudelaire fue el primer poeta en convertir al arte en una reacción furiosa contra la vida moderna y contra los disciplinamientos sociales que nos avasallan con su fastuosa necesidad de abarcarlo todo. Y eso lo convirtió en un clásico.
Así como su arte, su vida también fue audaz: dilapidó una herencia paterna entre prostitutas, hachís, opio y absenta; escribió artículos en revistas (recopilados, en parte, en Curiosidades estéticas y El arte romántico); tradujo autores tan singulares como Theodor Amadeus Hoffmann y Edgar Allan Poe (otros dos grandes malditos de la literatura) y publicó una extrañísima novela: La Fanfarlo (1847). Participó activamente en la revolución de 1848 y navegó las noches parisinas como un auténtico explorador.
EL SPLEEN DE PARIS
Baudelaire Charles
Editorial: PILOTO DE TORMENTA
Maldito? Simbolista? Bohemio? Charles Baudelaire (París, 1821-1867) fue eso y a su vez no. No lo fue porque estas categorías con las que se lo nombró surgieron a posteriori de su gran y lúcida obra y, sobre todo, gracias a su obra. Sin embargo, ahora sí lo afirmamos, Baudelaire fue un gran poeta maldito que, con su bohemia, dio paso a esa gran corriente artística llamada simbolismo. No obstante, lo cierto es que Baudelaire fue el primer poeta en convertir al arte en una reacción furiosa contra la vida moderna y contra los disciplinamientos sociales que nos avasallan con su fastuosa necesidad de abarcarlo todo. Y eso lo convirtió en un clásico.
Así como su arte, su vida también fue audaz: dilapidó una herencia paterna entre prostitutas, hachís, opio y absenta; escribió artículos en revistas (recopilados, en parte, en Curiosidades estéticas y El arte romántico); tradujo autores tan singulares como Theodor Amadeus Hoffmann y Edgar Allan Poe (otros dos grandes malditos de la literatura) y publicó una extrañísima novela: La Fanfarlo (1847). Participó activamente en la revolución de 1848 y navegó las noches parisinas como un auténtico explorador.