Bienvenidos a Centro Rosa Luxemburgo

    UN PAÍS EXTRANJERO

    Leonor Silvestri


    Visité por tercera vez la República de Irlanda en 2006 para quedarme, esta vez, buena parte del 2007. Residí la mayor parte del tiempo en la costa oeste, en una pequeña ciudad llamada Galway, que el poeta Harry Clifton me había recomendado estaban todas las poetas. Allí me dediqué en el más absoluto recogimiento y soledad a armar dos libros. Por un lado, compilé, traduje Irlandesas, 14 poetas contemporáneas, publicado en 2011 con el apoyo del Ireland Literature Exchange (Translation Fund). Por el otro, escribí Un país extranjero, un libro bilingüe, cuyos textos en inglés fueron orientados en buena medida en el taller de escritura creativa cargo Kevin Higgings del Galway Arts Centre.


    Pocas veces estuve más sola (hasta la llegada de la pandemia) y fui más feliz que esos largos meses de invierno donde todo era lluvia, frío, viento, verde, mar, hasta la llegada del verano en Galway, corriendo por la costa, viviendo sola y cuidando los gatos y la casa de la poeta Moya Cannon, y luego la casa de una alemana, Edith, que solo estaba los fines de semana, porque estudiaba en otra ciudad. Casi sin amistades, casi sin amantes, casi sin nada que hacer, trabajando solo por internet, rodeada de gatos, escritura, silencio y otra lengua. De ese fue uno de los años más felices de mi vida.


    Un país extranjero es un libro de amor, desencanto y soledad, cosas que usualmente vienen juntas. Publicado en Chile por el sello Venérea Violenta Ediciones, tanto esa publicación como ésta, a diferencia de la suerte que corrió Irlandesas, son modos de afectación, agenciamientos amicales, grados de intensidad entre formas de encuentro que intenta tejer una trama para protegernos de las inclemencias de un mundo que nos repele y que nos es hostil.

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    Leonor Silvestri


    Visité por tercera vez la República de Irlanda en 2006 para quedarme, esta vez, buena parte del 2007. Residí la mayor parte del tiempo en la costa oeste, en una pequeña ciudad llamada Galway, que el poeta Harry Clifton me había recomendado estaban todas las poetas. Allí me dediqué en el más absoluto recogimiento y soledad a armar dos libros. Por un lado, compilé, traduje Irlandesas, 14 poetas contemporáneas, publicado en 2011 con el apoyo del Ireland Literature Exchange (Translation Fund). Por el otro, escribí Un país extranjero, un libro bilingüe, cuyos textos en inglés fueron orientados en buena medida en el taller de escritura creativa cargo Kevin Higgings del Galway Arts Centre.


    Pocas veces estuve más sola (hasta la llegada de la pandemia) y fui más feliz que esos largos meses de invierno donde todo era lluvia, frío, viento, verde, mar, hasta la llegada del verano en Galway, corriendo por la costa, viviendo sola y cuidando los gatos y la casa de la poeta Moya Cannon, y luego la casa de una alemana, Edith, que solo estaba los fines de semana, porque estudiaba en otra ciudad. Casi sin amistades, casi sin amantes, casi sin nada que hacer, trabajando solo por internet, rodeada de gatos, escritura, silencio y otra lengua. De ese fue uno de los años más felices de mi vida.


    Un país extranjero es un libro de amor, desencanto y soledad, cosas que usualmente vienen juntas. Publicado en Chile por el sello Venérea Violenta Ediciones, tanto esa publicación como ésta, a diferencia de la suerte que corrió Irlandesas, son modos de afectación, agenciamientos amicales, grados de intensidad entre formas de encuentro que intenta tejer una trama para protegernos de las inclemencias de un mundo que nos repele y que nos es hostil.

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